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El centro del mundo 🌎

Durante siglos, distintos pueblos trazaron sus propios centros: los franceses lo situaban en París, los españoles en Cádiz, los italianos en Roma. Cada potencia eligió su referencia. Finalmente, en 1884, en una conferencia internacional dominada por Inglaterra, se impuso el meridiano que pasa por Greenwich como punto de partida universal para medir longitudes. ¿Qué hay en Greenwich? Allí está el Observatorio Real de Greenwich. Desde allí decidieron que ese sería el centro del mundo. No fue la naturaleza la que lo señaló, sino una decisión política respaldada por el poder de un imperio. Ese centro no está dado por la forma de la Tierra sino por el poder politico. Colocar a Greenwich en el corazón de los mapas fue una manera silenciosa de reforzar un dominio global. Así, el meridiano cero no solo ordena relojes y coordenadas: también recuerda que incluso en la geografía, lo que se presenta como natural muchas veces nace de la política.

Una Vez, muchas veces, un cuadro.

Esa tarde recordó que tiempo atrás se quedó con la mirada tapada en una pintura de El Greco. No los ojos cerrados, no. Tapada, como si el ver se hubiera vuelto imposible de golpe, como si el cuadro le hubiera lanzado una ráfaga que desbordaba la vista. Estaba en un museo, no recordaba cuál. Sabía que era Jesús en el huerto de los olivos, pero el título no explicaba nada. Los discípulos dormían al costado, como vencidos por un sueño ajeno. Un ángel se inclinaba hacia Jesús, pero no era un consuelo: era un mensaje, una fatalidad suspendida. Y Jesús… Jesús no parecía humano. Tampoco divino. Parecía, más bien, la imagen misma de la decisión imposible. Él sabía de arte. Lo había estudiado, incluso defendido en discusiones que hoy le parecían ingenuas. Sabía que El Greco venía del Renacimiento tardío, que su estilo desbordaba las proporciones clásicas, que sus figuras eran alargadas por un impulso místico, no óptico. Sabía, también, que ese cuadro había sido pintado más de una vez por el mis...